El regreso del “dinero loco”

Tanto las leyendas "políticas" como las leyendas urbanas son más infundadas que las demás. Así, se está extendiendo una leyenda política que, como escribí en una columna anterior , parece contribuir a cerrar el ataúd de la Seguridad Social de Ambroise Croizat y Pierre Laroque. Una mañana de esta semana, el presentador del programa matutino France Culture retomó el viejo dicho de que "el 60% de los franceses recibe más del Estado de lo que aporta" .
Esta es una nueva versión del " dinero loco " denunciado hace unos años por el Presidente de la República. Y es otro engaño más. Las transferencias de la Seguridad Social, cuyo 80.º aniversario conmemoramos estos días, se asimilan puramente a pagos estatales, en total contradicción con el espíritu del sistema de Seguridad Social deseado por Laroque y Croizat.
“De cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades”
¿Qué son las contribuciones según los padres fundadores? Salarios diferidos socializados según el principio de solidaridad «de cada cual según sus posibilidades, a cada cual según sus necesidades» . Estas contribuciones se basan en el producto del trabajo de los empleados, independientemente de la distribución entre la parte del empleado y la del empleador. Así pues, buena parte del «dinero loco» de Emmanuel Macron es nuestro dinero, y solo estaríamos locos si nos negáramos a que se reconociera como tal.
Con el declive de la socialdemocracia bajo la ofensiva liberal de los años setenta del siglo pasado, se perderá una batalla verbal —una más— y, en el discurso dominante, las «contribuciones» serán sustituidas por las «cargas sociales» . El vínculo con el trabajo asalariado se disuelve; con las políticas de cargas y exenciones, asistiremos a un acaparamiento de los frutos del trabajo en beneficio del capital.
Ciertamente, con la aparición del paro masivo, con el crecimiento de los gastos sanitarios y la mejora de la cobertura de la Seguridad Social –aunque ésta haya sido constantemente distorsionada por los sucesivos gobiernos desde las ordenanzas gaullistas de 1967–, una parte de los gastos sanitarios se financiará mediante impuestos y nuevos sistemas como el CSG promovido por Michel Rocard.
Sin embargo, la apropiación por parte del Estado —de hecho, por parte de los gobiernos en su comunicación política— de todas las transferencias sociales representa una nueva etapa en la desaparición de la socialdemocracia deseada en la Liberación y construida a partir de las luchas obreras y el diálogo entre sindicatos y empleadores. Estos últimos se ven en gran medida despojados de las prerrogativas que les correspondían.
En todos los ámbitos, la negociación colectiva y la gestión conjunta se ven restringidas por el poder político liberal, cada vez más autoritario. Si hace muy poco la junta directiva de la Caja Nacional del Seguro de Salud (CNAM) se rebeló modestamente y se negó a duplicar las franquicias , sabemos que el nuevo gobierno no tendrá en cuenta esta votación.
Como lo escribí en otras columnas, en un momento en que se avecinan movilizaciones populares , a veces inciertas, pero que reflejan el dolor y la consternación de una parte creciente de la población de nuestro país, la necesidad urgente sería que los trabajadores se reapropiaran del sistema de seguridad social que Croizat y Laroque inicialmente habían querido confiarles.
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